¡Vaya la que tenéis por el norte!
En Madrid hoy es el primer día de frío. En la zona donde trabajo yo que está en las afueras estamos a 0º a las 8:00am.
No siento yo el frío sino la nieve.
-¡Pero si en Madrid capital no nieva! - Me direis
¿Cómo que no nieva? ¡En casi todas las rotondas! ¡Están todos los riegos por aspersión conectados!. Las rotondas completamente blancas.
Me orillo en el exterior de la Rotonda del Cabezón. Levanto la mentonera de mi Shoei:
- Buenos días- Saludo al operario.
- Buenos días señor- Me responde con un precioso acento cantarín que parece colombiano.
- ¿Cómo es que están regando a estas horas?
- Hay que regar antes de que salga el sol.
- ¿No es dañino que se congele el agua en el césped?
- No señor. Asemeja que fuera el rocío.
- ¿Y el agua que salpica a la calzada no es peligrosa para el tráfico?
- No sé señor. A mi me han dicho que riegue.
- Muy bien. Está haciendo usted muy buen trabajo - Le miento.
- Gracias señor.
- ¡A pasar buen día amigo!
- Buen día a usted también.
Me cierro la mentonera. El reguerillo que escapa de la rotonda atraviesa toda la calzada y llega hasta el paso de cebra de la calle por la que tengo que girar. Lo vadeo con una precaución extrema. ¡Creo que es hielo!. Giro con cuidado de no pisar las líneas blancas del paso de cebra. Me pego un susto de muerte cuando me patina ligeramente la rueda trasera por culpa del hielo. Voy tenso como un resorte. ¡No ha pasado nada! ¡He pasado el peligro!. Me relajo. Acelero pensando en el cafetito calentito que me voy a preparar en la oficina...
(Ha ocurrido esta misma mañana)

y ¡cuidado con las rotondas también por el norte!