Los evanines, gracias a los taxistas Bea y Satur

, ya estamos en casa.
Joer, ha sido una kedada curiosa. El único motero de verdad, además de el Gorrrión, fue el peque de la familia Oscarín, que llevó su moto eléctrica

¡Vaya panda de deauvilleros!. Todos enlatados, aunque a juzgar por el tiempecito creo fue la mejor solución.
La kedada: maravillosa, como siempre. Paisaje y gastronomía de altura y un montón de risas (nos desternillamos) en la cena. Gracias Juan Miranda y cuñado. Los susodichos llevaron hasta ordenador y equipo de música con mesa de mezclas incluida. Vamos, todo unos profesionales.
La única pena, la lluvia, que salvo en un pequeño paseo por el pueblo de Cain acompañados por el guía lugareño LDavid, no cejó en su empeño de acompañarnos durante los dos días.
Hemos conocido a nuevos deauvilleros y estamos encantados de que la familia crezca.
Gracias a todos y un 11 para los organizadores.
Si no puedes cambiar la realidad, ensuéñala...