Os cuento: habíamos quedado un poco a última hora para salir hoy domingo por la mañana, una vueltecita y a comer a casa con mi cuñado y con Pau. Después de un almuerzo en Ca la Iaia donde por cierto Pau y yo nos hemos dejado el tabaco, decidimos que vamos dirección Vic por St Fruitós, Artés y cuando lleguásemos a Moiá segun la hora, tiraríamos para un lado u otro. Yo conozco bien la zona y me acuerdo que en Calders hay una carretera muy divertida, por lo de las curvas claro, no es que esté Chiquito contando chistes, que llega hasta Monistrol de Calders y luego más de lo mismo hasta Sabadell. Pues como era de esperar, los otros dos, con una FJR y GS 1200 iban con la lengua fuera siguiendo a mi culona en las curvas

Eso, se han ido para delante y Belén y yo estábamos disfrutando de lo lindo porque es una carretera estrechita y con muchas curvas y creo que poco conocida por otros moteros porque nos hemos cruzado con muy pocos. Justo en el momento que íbamos hablando los dos por el intercomunicador de la trazada de la curva y al salir de una me encuentro a un hijo de la gran puta con un todo terreno invadiendo el 100% de mi carril. He hecho lo que he podido o mejor dicho lo que mi cuerpo y mi cabeza me han dejado, que ha sido clavar la moto sin llegar a clavarla y echarme hacia la derecha (dónde, por cierto, había una "pequeña" caída detrás de los guardarraíles). Os juro que no me ha dado tiempo ni de pitarle ni de acordarme de sus últimas 40 generaciones. Me he acojonado mucho, mucho. He pensado que cuando llegase a casa colgaba un post de "se vende moto con todas las revisiones pasadas" porque me he visto empotrado. Desde ese momento no he sabido trazar una curva en condiciones, he ido superlento por los nervios llegando incluso a poner en muchas curvas la 1ª. Te planteas si vale la pena salir a pasar una bonita mañana de domingo con los amigos, almorzar, rodar un ratito y... perder la vida por un escupecharcos de mierda que no va como tiene que ir. Demasiados planteamientos me he hecho después de ésto y te entran ganas de dejar la moto. Pero por mi cabeza aún no pasa esa idea. Y, bueno, el susto no ha sido sólo mio. Belén también se lo ha tenido que tragar.
Espero que lo de hoy se quede en eso, un susto y no vuelva a tener que pasar por ello, ni yo, ni ninguno de todos nosotros.
Saludos


