Pues sí, fué una Kedada con mayúsculas,
por la gente Deauvillera que es entrañable,
por los anfitriones que son fantásticos,
por la comida que nos prepara Conchi que nos chupamos los dedos,
por el entorno natural entre naranjales
y porque no importa si vamos en coche o moto, siempre lo pasamos fenomenal.
Muchas gracias de corazón a los anfitriones y también a todos los demas por ser así. ¡¡¡Repetiremos!!!
