Ufff, tanto el año viejo, como el nuevo, estuve más cerca de vosotros. Sí, porque este León tropical

en el que vivo, tuvo a bien darme dos días en los que la temperatura máxima rondó los 12º y en consecuencia pude pillar a "Marnie". Y como siempre, cuando llevas un par de meses con la moto olvidada en la oscuridad del garaje, las sensaciones que vives en el reencuentro son fantásticas. Sólo dos horas cada día y por carreteras en las que el hielo en el asfalto no acecha, pero que saben a gloria. Sin duda ha sido el mejor modo de despedir un año y dar la bienvenida al nuevo.

Si no puedes cambiar la realidad, ensuéñala...