De un profesor con dos meses de vacaciones

Más allá de la moto, EL SENTIMIENTO DEAUVILLERO, alegrías, tristezas, anécdotas, nuestro día a día.
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rickybond
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Re: De un profesor con dos meses de vacaciones

Mensaje por rickybond »

¡Hola Xiquets!
Señu escribió:Plantarnos, nos hemos plantados muchísimas veces. Otra cosa es que se nos escuche (que la política general, de cualquier gobierno, es que no sea así).
Quizás tendríamos que plantarnos todos, juntarnos todos y decidir todos. Que hasta ahora nos plantamos cada uno por un lado y los póliticos lo único que hacen son chapuzas. Lo que no me parece normal es que para "atender" la reivindicación de que el colegio empiece antes del 15 de septiembre se plante una semana de parón en mitad de febrero. Porque aquí en verano los casales llevan a los niños a la playa, de excursión y el día que llueve se apañan como pueden. Veremos en mitad de agosto que haremos con el niño una semana, y a poco más de un mes vista Semana Santa. Desde luego si me preguntan a mi se podían haber ahorrado el tiempo y el dinero invertido en semejante idea. Yo me tengo que combinar las vacaciones con mi mujer, con mi jefa y con su marido, veremos el día que planten eso si nos lo jugamos a los chinos o uno se encarga de los hijos de todos.La sociedad ha cambiado, el modelo de familia ha cambiado, muchas madres hoy en día trabajan, y en cuanto a prestaciones, ayudas a la familia, etc estamos a la cola de Europa.
Señu escribió:Creo que el quejarse de los horarios de los profesores o de sus periodos de vacaciones, no hace que ni tú, ni cualquier hijo de vecino, cambie su horario laboral, lo mejore o mejore sus condiciones laborales.
El tema no es que cambien mis horarios laborales, el tema quizás sea que no nos tengamos que quedar hasta las 19 horas trabajando, que las empresas den flexibilidad en temas como el teletrabajo, que faciliten las jornadas intensivas, etc. lo que se suele llamar conciliación de la vida laboral y familiar y que aquí suena a chino.
Señu escribió:Yo elegí esta profesión y te aseguro que no lo hice por las putas vacaciones, o por el dinero. ¿Piensas que ser maestro es fácil? La respuesta es NO (por lo menos para mí), a pesar de que, desgraciadamente, en mi colectivo habrá "mantas" como en cualquier otro, somos una gran mayoría que nos lo curramos y que nos preocupa lo que vemos cada día.
Una de mis salidas profesionales es ser maestro ... pero no me veo, al primer niñato que me vacilase le daba un sopapo que lo estampaba contra la pared... cosas que tiene el ser de Hospitalet... :D ¿Que hay mantas? Seguro y muchos, y desilusionados, y de todo como en botica y como en todos los trabajos y la gracia que te hace que te estas dejando los cuernos y el de al lado te dice "que vaya bien que me voy"...
Señu escribió:El problema viene porque vuestra queja no es por si el niño aprende más o menos, por si el nivel de matemáticas es el adecuado, por si escriben o con si faltas de ortografía.
Yo creo que a todos nos preocupa el nivel. Me escandalizo cuando una amiga profe de instituto me cuenta que si pone un problema multiplica 10x100=? no hay problema, pero si lo pone tipo "Pepito tiene 10 sacos de manzanzas con 100 manzanas cada uno, ¿cuantas manzanas tiene Pepito?" Los chavales no saben hacerlo, no saben que deben multiplicar 10 por 100 :shock: :shock: :shock:
Señu escribió:Aquí el problema es que la escuela deja de tener caracter educativo, para pasar a tener caracter asistencial. ¿Entra dentro de las funciones de los maestros cuidar de vuestros hijos, por vuestros horarios de trabajo?
Como te comentaba antes el modelo de familia ha cambiado, cuando yo iba al colegio mi madre no trabajaba o trabajaba en casa o hacia un trabajo que era un a más a más del sueldo de mi padre. Hoy en día en muchos casos deben de trabajar los dos, para poder hacer frente a los gastos y se necesita que el colegio además de educar de apoyo "asistencial" eso no es excusa para que la educación como persona de mi hijo la tenga que hacer el profesor.
Señu escribió:¿Hemos de asumir nosotros las irracionalidades de los políticos y de las administraciones? Hasta ahí podíamos llegar. ¿Verdad que la decisión de ser padre es libre? ¿O es que supeditamos el tener hijos a como funcionan los colegios en Cataluña? (digo Cataluña, porque es donde yo vivo)
Realmente no creo que sean irracionalidades, la vida ha ido evolucionando y no se han tomado las medidas necesarias para conciliar la vida familiar y laboral, hemos tenido una gran entrada de inmigración de habla no castellana que se incorporaba a mitad de curso, el rollo este de poner a todos juntos conflictivos y no conflictivos te encuentras que un imbecil revienta una clase de veintitantos,... lo que ahora pongo una, ahora aprueban siempre, huy menuda cagada si le quedan dos que no pase,huy pero si el padre quiere que si, vamos a empezar una semana antes pero para que no sean más listos vamos a parar una semana en febrero, ...
Señu escribió:Si todo el mundo hubiera estudiado para arreglar coches... ¿quién sería el colectivo de la discordia?
Siempre nos quedaran los taxistas y los autobuseros.
Señu escribió:P.D: la educación es cosa de todos.
Eso debería ponerlo en la entrada de todos los colegios, como el Todo por la Patria de los cuarteles.Vsssssssssssss


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Señu
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Re: De un profesor con dos meses de vacaciones

Mensaje por Señu »

rickybond escribió:¡Hola Xiquets!Quizás tendríamos que plantarnos todos, juntarnos todos y decidir todos. Que hasta ahora nos plantamos cada uno por un lado y los póliticos lo único que hacen son chapuzas. Lo que no me parece normal es que para "atender" la reivindicación de que el colegio empiece antes del 15 de septiembre se plante una semana de parón en mitad de febrero. Porque aquí en verano los casales llevan a los niños a la playa, de excursión y el día que llueve se apañan como pueden. Veremos en mitad de agosto que haremos con el niño una semana, y a poco más de un mes vista Semana Santa. Desde luego si me preguntan a mi se podían haber ahorrado el tiempo y el dinero invertido en semejante idea. Yo me tengo que combinar las vacaciones con mi mujer, con mi jefa y con su marido, veremos el día que planten eso si nos lo jugamos a los chinos o uno se encarga de los hijos de todos.La sociedad ha cambiado, el modelo de familia ha cambiado, muchas madres hoy en día trabajan, y en cuanto a prestaciones, ayudas a la familia, etc estamos a la cola de Europa.
Escríbele esos mismos argumentos al señor Ernest Maragall, conseller d’educació de la Generalitat de Catalunya, que se ha propuesto implantar unas medidas, que hacen referencia a una ley que, en concreto aquí, no está aún aprobada, la LEC.
rickybond escribió:El tema no es que cambien mis horarios laborales, el tema quizás sea que no nos tengamos que quedar hasta las 19 horas trabajando, que las empresas den flexibilidad en temas como el teletrabajo, que faciliten las jornadas intensivas, etc. lo que se suele llamar conciliación de la vida laboral y familiar y que aquí suena a chino.
¿De eso también tenemos culpa los maestros?
rickybond escribió:Una de mis salidas profesionales es ser maestro ... pero no me veo, al primer niñato que me vacilase le daba un sopapo que lo estampaba contra la pared... cosas que tiene el ser de Hospitalet... :D ¿Que hay mantas? Seguro y muchos, y desilusionados, y de todo como en botica y como en todos los trabajos y la gracia que te hace que te estas dejando los cuernos y el de al lado te dice "que vaya bien que me voy"...
No creo que tenga que ver con el barrio en el que se ha nacido, sino más bien en colocarte a la altura del niñato y responder de la misma manera que lo hace él, de lo cual te quejas… ¿solucionas algo dándoles un bofetón? “Lo de la letra, con sangre entra” no funciona. En todo caso, el bofetón quizá deberás dárselo a los padres, que son los que no ponen las medidas que ha de poner cualquier familia responsable.
rickybond escribió:Como te comentaba antes el modelo de familia ha cambiado, cuando yo iba al colegio mi madre no trabajaba o trabajaba en casa o hacia un trabajo que era un a más a más del sueldo de mi padre. Hoy en día en muchos casos deben de trabajar los dos, para poder hacer frente a los gastos y se necesita que el colegio además de educar de apoyo "asistencial" eso no es excusa para que la educación como persona de mi hijo la tenga que hacer el profesor.
La principal base educativa de cualquier niño es la familia. Mi trabajo consiste en trasmitirle aprendizajes, darles recursos para que sean capaces de pensar, expresarse, aprender… etc, etc. Evidentemente, enseñamos que el respeto, la coherencia, la tolerancia y un largo etc., son la base de muchos aprendizajes. Pero eso debe partir de casa. Yo no puedo decirle a un crio: “fulanito, no chilles y no insultes” cuando su madre o padre le hablan a voces y lo más bonito que le llaman es gilipollas. Muchos de nuestros padres, que no tuvieron oportunidad de ir al colegio y no tienen a penas estudios, ¿no tienen educación, por no haber ido al colegio?, ¿o la educación la aprendieron en casa?El apoyo y la asistencia que pueda dar la escuela, va en relación a los aprendizajes. Si se busca conciliar la vida laboral con la familiar, el gobierno deberá dar recursos para pagar a monitores que realicen actividades lúdicas a los niños (o lo que es lo mismo, las extraescolares que ya conocemos); pero no pidamos a los maestros que dejen de conciliar su vida familiar, por “atender” a los hijos de los demás.
rickybond escribió:Realmente no creo que sean irracionalidades, la vida ha ido evolucionando y no se han tomado las medidas necesarias para conciliar la vida familiar y laboral, hemos tenido una gran entrada de inmigración de habla no castellana que se incorporaba a mitad de curso, el rollo este de poner a todos juntos conflictivos y no conflictivos te encuentras que un imbecil revienta una clase de veintitantos,... lo que ahora pongo una, ahora aprueban siempre, huy menuda cagada si le quedan dos que no pase,huy pero si el padre quiere que si, vamos a empezar una semana antes pero para que no sean más listos vamos a parar una semana en febrero, ...
¿Deberíamos hacer guetos? Menos mal que creemos en la atención a la diversidad… Plantéate la posibilidad de que el alumno conflictivo fuera tu hijo, o que tuviera algún problema de aprendizaje, ¿te gustaría que se hicieran diferencias con él? Creo sinceramente que no debe ser así. La escuela debe ser inclusiva, no exclusiva
rickybond escribió:Eso debería ponerlo en la entrada de todos los colegios, como el Todo por la Patria de los cuarteles.Vsssssssssssss
Y en algunas casas, también debería poner que "la educación somos todos", incluyendo a los padres.


KZ
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Re: De un profesor con dos meses de vacaciones

Mensaje por KZ »

Hola compis.Me voy a atrever a dar mi punto de vista, sobre este tema, dado que todos somos afectados, de la enseñanza y de la educación.Yo soy muy exigente, y considero que los maestros (por ser los de la 1ª enseñanza) es un colectivo, como cualquier otro que hay buenos y malos profesionales, unos que cuentan con mucha, y otro con poca vocación.En ocasiones he oído comentar, “como no vale para otra titilación, es profesor”.Considero que hemos pasado del profesor tirano, a la tiranía de padres y alumnos. Cuando yo estudiaba EGB, los maestros tenían toda potestad para procesar cualquier tipo de castigo, físico ó mental, y ahora son los maestr@s los que acaban en el psicólogo.Es muy claro que la educación tiene que partir del entorno familiar, y la enseñanza en los centros, y en este país no se sabe diferenciar estos términos tan sencillos.Vivimos en un país que lo propios gobernantes son capaces de marear la perdiz de tal forma que nadie se aclara cual es el método eficaz, los recursos que dedican a la enseñanza son escasos, y por ello nos encontramos con los perores alumnos de Europa en cuanto a preparación. En reportaje que leí hace ya algún tiempo, teníamos una gran diferencia con los países de nuestro entorno, y mucho mayor con los suecos. En Suecia, una de las carreras mas complicadas es la docente, (7 años), considerando que la docencia es una profesión muy complicada, que un buen profesor tiene que 1º ser Respetado por padres y alumnos, saber transmitir, incentivar, y al final enseñar, y todo esto no puede ser una carrera de las “fáciles” Hace mucho tiempo que pienso que los exámenes de evaluación de los alumnos, tendrían que se ejecutados por profesores diferentes a los que imparten las clases, de esta forma se evaluaría también al profesor que imparte las clases, de esta forma no valdría “la profe me tiene manía”. El salario de los maestros tendría que ser mayor, y también mayor la exigencia en su profesionalidad, capacitación, reciclage, he incentivacion.Los padres debemos educar a nuestros hijos en el respeto, y los gobiernos tendrían que invertir mucho mas en educación y futuro. Con Señu he comentado alguna vez la “torre de Babel”, que tiene en su clase, y de no poner soluciones es imposible que pueda ejecutar su trabajo con éxito, Son los gobernantes de este país, los que no se adaptan con prontitud, a las nuevas circunstancias de inmigración, familia, y otros ponderables, adaptando la enseñanza a las nuevas circunstancias.Como padres hemos sobreprotegido a nuestro hijos, convirtiéndolos en mucho mas débiles, mas exigentes y mucho menos tolerantes. Cuento que en no mucho tiempo todo esto, cambie y busquemos un punto intermedio, basado en el respeto de unos a otros, y que nuestros alumnos he hijos lleguen a estudios superiores bien preparados, ó a cualesquiera de la profesión que ocupen.Es mi humilde opinión, y con ello no pretendo molestar a nadie, pero lo que tengo claro que es responsabilidad de todos cambiar, y mejorara lo que ahora tenemosSalu2 para todos


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rickybond
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Re: De un profesor con dos meses de vacaciones

Mensaje por rickybond »

¡Hola Xiquets!Sólo te voy a responder a esto:
Señu escribió:¿Deberíamos hacer guetos? Menos mal que creemos en la atención a la diversidad… Plantéate la posibilidad de que el alumno conflictivo fuera tu hijo, o que tuviera algún problema de aprendizaje, ¿te gustaría que se hicieran diferencias con él? Creo sinceramente que no debe ser así. La escuela debe ser inclusiva, no exclusiva
Hacer guetos no, pero si se deberían incorporar al resto de la clase cuando entiendan lo basico del idioma, que en un mes o dos lo hacen.Si mi hijo es conflictivo yo me preocuparé de que deje de serlo, pero si mi hijo es conflictivo y al padre se la bufa... pues mira quizás la mejor opción no es que este en la misma clase que el resto molestando.Y dejo aquí el tema, total llevo 6 meses con el crío en el colegio y ya veo del palo del que va todo el mundo."Taluego"


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Señu
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Re: De un profesor con dos meses de vacaciones

Mensaje por Señu »

rickybond escribió:¡Hola Xiquets!Sólo te voy a responder a esto:Hacer guetos no, pero si se deberían incorporar al resto de la clase cuando entiendan lo basico del idioma, que en un mes o dos lo hacen.Si mi hijo es conflictivo yo me preocuparé de que deje de serlo, pero si mi hijo es conflictivo y al padre se la bufa... pues mira quizás la mejor opción no es que este en la misma clase que el resto molestando.Y dejo aquí el tema, total llevo 6 meses con el crío en el colegio y ya veo del palo del que va todo el mundo."Taluego"
Los alumnos se incorporan al aula y, a la vez, asisten al aula de acollida (acogida), donde se trabaja con ellos única y exclusivamente, la competencia básica lingüística. El tiempo de aprendizaje es relativo y va a depender de las capacidades del crio.Sobre lo de la conflictividad, un niño que tiene una familia preocupada no resulta ser tan problemático que otro que carece de atención familiar de calidad (no hablo de cantidad). Pienso que todos los crios, han de ser capaces de convivir y saber hacerlo dentro de la norma que se marca en una clase, en un colegio. Si lo sacas de esa clase, el problema no desaparece, simplemente se traslada. Aquí es donde hay que exigir que la administración dote de más recursos al colegio, para poder resolver el problema (educadores externos, psicólogos externos...etc) que es lo que hacemos, continuamente.Y, yo no voy de ningún palo; simplemente, argumento y contesto a lo que tú me has dicho.


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Jaldot
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Re: De un profesor con dos meses de vacaciones

Mensaje por Jaldot »

Al hilo del hilo, me permito recomendar, a quien no lo haya leido, el siguiente artículo y el libro mencionado en el mismo, disculpar el tamaño pero no he encontrado el link.... :( :( :( CARL HONORÉ 12/10/2008 LONDRES/MADRID (EL PAIS)Todo comenzó durante una reunión de padres en una escuela de Londres. La opinión que los profesores me dieron sobre mi hijo era buena, pero cuando entramos en la clase de arte, los halagos aumentaron a niveles inesperados. Uno de sus trabajos, un boceto de un mago realizado al estilo de Quentin Blake, estaba colgado en la pared con chinchetas como modelo para los demás alumnos. Por debajo del retrato, mi hijo había pintado la cabeza de un hombre desde diferentes ángulos. La profesora de arte lo descolgó para enseñármelo."Es increíble que un niño de siete años, por iniciativa propia, haya representado la perspectiva de esa forma", me decía entusiasmada. "Su hijo, verdaderamente, destaca en clase. Es un joven artista superdotado".Y ahí estaba, la S de esa palabra de 11 letras que produce taquicardia a cualquier padre: superdotado.Aquella noche me puse a buscar en Google cursos y profesores particulares de arte para cultivar el don de mi hijo. En mi mente desfilaban las imágenes del que podría ser el próximo Picasso. Hasta la mañana siguiente. "Papá, yo no quiero un profesor particular, sólo quiero dibujar". Me confesó mientras desayunábamos. "¿Por qué los adultos siempre tienen que controlar todo?".Su pregunta me impresionó bastante. A mi hijo le encanta dibujar. Puede pasar horas inclinado sobre un trozo de papel inventando extrañas formas de vida, diseñando complicados libros de cómics o haciendo bocetos de Ronaldo dando patadas a un balón. Dibuja bien y se siente feliz con ello. Pero, por alguna razón, esto no era suficiente. Una parte de mí quería aprovechar esa felicidad, pulir y sacar partido de su talento, convertir su arte en un éxito. Mi hijo tenía razón: estaba intentando controlar todo.Aquella conversación a la hora del desayuno resultó ser uno de esos momentos reveladores que le cambian a uno la vida. Me hizo darme cuenta de que, como padre, estaba perdiendo el equilibrio. También me inspiró para escribir Bajo presión: cómo educar a nuestros hijos en un mundo hiperexigente.Para realizar la investigación del libro pasé dos años viajando por toda Europa, América y Asia analizando la situación de la infancia en la actualidad. Visité colegios, guarderías, clubes deportivos, laboratorios y ferias de juguetes; me entrevisté con profesores, entrenadores, concejales, publicistas, policías, terapeutas, médicos y cualquier experto en desarrollo infantil. Hablé también con cientos de padres y de niños, y seleccioné las últimas investigaciones científicas.Lo que descubrí es que los adultos han secuestrado la infancia de los niños de una manera nunca vista hasta ahora. Bajo presión explora el porqué del fracaso del modelo infantil actual y ofrece propuestas de todos los rincones del mundo para ayudarnos a encontrar una solución. El libro no es un manual para padres. Mi intención va más lejos: redefinir lo que significa ser niño y padre en el siglo XXI.Desde luego, el impulso de controlar al milímetro a los niños no es nuevo. Hace 2.000 años, un maestro llamado Lucius Orbilius Pupillus identificó a los padres con demasiadas ambiciones para sus hijos como gajes del oficio en las aulas de la antigua Roma. Cuando el joven Mozart hizo prodigios que se pusieron de moda en el siglo XVIII, muchos europeos educaron a sus propios chicos con la esperanza de conseguir niños prodigio. Hoy día, sin embargo, la presión por conseguir lo mejor de nuestros niños parece que consume todo el tiempo disponible.Como padres, sentimos el empeño de empujar, modelar y educar a nuestros hijos con un celo sobrehumano para darles lo mejor de todo y hacer de ellos los mejores para todo. Pensemos en la colección de DVD de Baby Einstein o en la de yoga para niños; en el último modelo de iPod; o en los GPS con dispositivo de localización para las mochilas; clases de ballet, de fútbol, de cerámica, de yoga, tenis, rugby, piano, yudo. Sentimos que fracasamos si nuestros hijos sufren de algún modo y no brillan como artistas, profesores o atletas.En todo el mundo, esta forma de controlar al milímetro la educación de los niños es conocida con diferentes nombres. Algunos la llaman "hiperpaternidad". Otros se refieren a ella como padres helicóptero, porque siempre están vigilando. Los canadienses bromean con los padres quitanieves, que marcan un camino perfecto en la vida de sus hijos. Incluso en los países nórdicos, donde se supone que viven gloriosamente relajados, se habla de padres curling: mamá y papá despejando frenéticamente el hielo por delante de su hijo.Está claro que no todas las infancias son iguales. No se encuentran muchos niños superprotegidos en los campos de refugiados de Sudán o en las chabolas de Suramérica. Incluso en los países desarrollados hay millones de jóvenes, sobre todo entre familias humildes, que tienen más probabilidades de padecer poca protección que de estar sobreprotegidos. Seamos honestos: la mayoría de los padres helicóptero proceden de la clase media. Aunque esto no significa que este aspecto cultural afecte solamente a la gente acomodada.A medida que un cambio social se produce, la clase media en general marca el camino a seguir. Y, además, el exceso de protección de los niños está minando la solidaridad social, ya que cuanto más obsesionadas están las personas con sus propios hijos, menor es el interés por el bienestar de los demás.Los padres también forman parte de esta ecuación. Fuera de casa, todos, desde los gobiernos hasta la industria publicitaria, tratan de manipular la atención de los niños para ajustarla a sus propios planes. Recientemente, un grupo de parlamentarios ingleses advirtió de que hay muchos niños cuyo sueño es crecer para ser hadas, princesas o estrellas de fútbol. La solución que plantearon: aconsejar a los niños de cinco años sobre la profesión que querían ejercer de mayores.El consumismo ha entrado sigilosamente en cada rincón de las vidas de los niños, algo que parecía intocable. Sólo el simple hecho de dormir en casa de una amiga se ha convertido en estos momentos en una oportunidad para empresas publicitarias como la Agencia de Inteligencia Infantil, que patrocina fiestas en las que las adolescentes prueban nuevos productos y rellenan cuestionarios. Los trabajadores de McDonald's visitan los hospitales para entregar a los niños juguetes y globos, así como folletos para promocionar su comida. Juntando estos datos, estimamos que muchos niños ven hoy día unos 40.000 anuncios al año.Al mismo tiempo que permitimos que nuestros hijos se entreguen al consumismo, les protegemos entre algodones y les prevenimos ante riesgos que realmente les harían bien. En muchos países, los gobiernos han prohibido actividades peligrosas tales como las canicas, el juego de corre que te pillo o las peleas de bolas de nieve. Casi la mitad de los niños ingleses con edades comprendidas entre los 8 y los 12 años nunca se han subido a un árbol porque sus padres piensan que es muy peligroso. No importa que en la mayoría de los países el delito de pedofilia sea menos frecuente de lo que era hace una generación (ocupa más espacio en las portadas de los medios). Tenemos tanto pánico a que nuestros hijos puedan convertirse en un caso similar al ocurrido con Madeleine McCann, que les encerramos en casa como a las gallinas.Veamos lo que ha sucedido con la educación. Los niños reciben cada vez más pronto clases particulares y hacen evaluaciones una y otra vez con el fin de que las notas sean más importantes que el aprendizaje en sí mismo. Hoy día, más que nunca, muchos niños toman medicamentos como el Ritalin para ayudarles a concentrarse en los estudios. Al fin y al cabo, ¿qué son los medicamentos? El no va más del control al milímetro.En la actualidad, mires donde mires, el mensaje que recibimos es el mismo: la infancia es demasiado preciosa para dejársela a los niños, y los niños son demasiado preciosos para dejarlos solos. Pero ¿esto es malo? Tal vez sea este control al milímetro de resultados. Tal vez estemos formando a los niños más sanos, más brillantes y más felices que nunca antes hayamos visto. O tal vez no.Desde luego, deberíamos tomar con cierta precaución los informes sobre que el concepto de infancia se muere. Son muchas las ventajas de crecer en un mundo desarrollado de principios del siglo XXI: los niños tienen menos probabilidades de padecer desnutrición, abandono, violencia o muerte que en ningún otro momento de la historia. Están rodeados de comodidades impensables hace una generación. Legiones de profesores, políticos y empresas utilizan todos sus esfuerzos para procurarles nuevas fórmulas de alimentación, educación, moda y entretenimiento. La ley internacional protege sus derechos. Son el centro del universo de sus padres.Y aun así, algo sigue mal. Todo este control al milímetro, aunque bien intencionado, está fracasando. Los niños necesitan mucha orientación y un firme empujoncito de vez en cuando, pero cuando los adultos mandan, cuando cada situación es programada, supervisada o estructurada, hay que pagar un precio.Comencemos por la salud. Los niños, encerrados en casa y sentados en el asiento trasero del coche mientras conducimos, están creciendo más gordos que nunca. La Asociación Internacional para el Estudio de la Obesidad calcula que en el año 2010, el 38% de los niños menores de 18 años de Europa y el 50% de los de América del Norte y del Sur serán obesos. Más aún, los kilos de más les están condenando a padecer enfermedades coronarias, diabetes tipo 2, arterioesclerosis y otros desórdenes en otro tiempo típicos de adultos.Los niños deportistas también sufren. Los jóvenes que realizan mucho ejercicio acaban agotados. Lesiones como rotura del ligamento cruzado anterior, antes muy comunes entre atletas profesionales y universitarios, abundan ahora entre los estudiantes de secundaria y son tremendamente frecuentes entre los niños de 9 y 10 años.Y tal como funciona el cuerpo, así lo hace la mente. La depresión y la ansiedad infantil -y el abuso de drogas, autolesiones y suicidio que a menudo los acompañan- no son hoy día más comunes en los guetos urbanos, sino en los elegantes barrios del centro de las ciudades y en las arboladas zonas residenciales de las afueras donde la emprendedora clase media ejerce su presión sobre los niños.Los niños controlados al milímetro pueden pasarlo muy mal para valerse por sí mismos. Los servicios de orientación psicopedagógica de las universidades reconocen que hay cifras récord de estudiantes con depresión. Y los profesores comentan que algunos jóvenes de 19 años, en el transcurso de una entrevista, les entregan su teléfono móvil con estas palabras: "¿Por qué no habla usted todo esto con mi madre?".El cordón umbilical permanece intacto incluso después de terminar la carrera. A la hora de contratar titulados recién salidos de la universidad, importantes empresas como Merrill Lynch han comenzado a lanzar lo que llaman "paquetes para padres", o jornadas de puertas abiertas compartidas para que mamá y papá puedan visitar sus oficinas. Muchos padres incluso les acompañan a las entrevistas de trabajo para ayudarles a negociar las condiciones de sueldo y vacaciones.Algo precioso y difícil de valorar también está perdiéndose en el camino. El poeta inglés William Blake resumía la magia y lo maravilloso de la infancia de este modo:"Para ver el mundo en un grano de arenay el firmamento en una flor silvestre,coge el universo en la palma de tu manoy la eternidad en una hora".Hoy día, los niños están demasiado ocupados corriendo de un lado para otro con clases de violín o clases particulares de matemáticas para coger el universo en la palma de sus manos. Y esa flor silvestre parece que da un poco de miedo. ¿No será que tiene espinas o que el polen provoca reacción alérgica?La realidad es que los niños necesitan tiempo y espacio para explorar el mundo por sí mismos: así es como aprenden a pensar, a imaginar y a tener relaciones; a tomar gusto por las cosas; a saber qué quieren ser en lugar de ser lo que nosotros queremos que sean. Cuando los adultos controlan al milímetro la infancia de los niños, éstos pierden todo lo que da satisfacción y sentido a la vida: pequeñas aventuras, disfrutar del sentimiento anárquico, viajes secretos, juegos, contratiempos, momentos de soledad e incluso de aburrimiento. Sus vidas se convierten en extrañamente sosas, sin logros personales y en cierta medida aburridas y artificiales. Pierden la libertad de ser ellos mismos, y lo saben. "Soy el gran proyecto de mis padres", dice Ana Placente, una niña de 13 años de Madrid. "Incluso cuando estoy a su lado, hablan de mí en tercera persona".Y no olvidemos lo que toda esta presión produce también en los adultos: cuando el cuidado de los hijos se convierte en un cruce entre el desarrollo de un producto y un deporte de competición, la paternidad pierde su mágico sentido.Pero no todo son malas noticias. La buena noticia es que el cambio ya se está produciendo. En Europa, Asia y América, la gente está haciendo cosas para cambiar la situación, para dar a los niños más libertad para explorar el mundo a su ritmo, para permitirles ser niños de nuevo. Los colegios están poniendo freno a la obsesión de hacer exámenes y reducen los trabajos que tienen que hacer en casa -se han dado cuenta de que los alumnos reflexionan, estudian por sí mismos y aprenden mejor cuando tienen más tiempo para relajarse-. Hace poco tiempo, el colegio Cargilfield, un centro privado de Escocia, prohibió los deberes a los alumnos de entre 13 y 15 años. En un año, las notas de los exámenes de matemáticas y de ciencia mejoraron cerca de un 20%. Los niños también tienen más tiempo para disfrutar y jugar. "Es mucho mejor que se diviertan cuando son pequeños y no dediquen el día a hacer deberes", dice John Elder, director del Cargilfield. "Estamos aquí para divertirnos y nunca más tendremos la oportunidad de volver a ser jóvenes". Toronto se ha convertido este año en la primera ciudad de Canadá y América del Norte en suprimir por completo los deberes a los niños de cualquier edad.Con el fin de dar un respiro al apretado programa de los niños, numerosas ciudades en todo el mundo les permiten tomar días libres cuando las actividades extraescolares se suspenden. Muchas familias se sienten liberadas por no tener que ir a kárate o a fútbol y tener que salir corriendo de casa, lo que reduce sus planes durante el resto del año. Las universidades más selectas también están lanzando un mensaje similar. El Instituto Tecnológico de Massachusetts ha cambiado recientemente la solicitud de ingreso, poniendo menos énfasis en el número de actividades extraescolares en las que un aspirante se puede inscribir y más en aquellas otras que realmente le interesen. Incluso la reconocida Harvard insta a los estudiantes de primer año a que comprueben su apretado programa antes de matricularse. En una carta publicada en la página web de la universidad, el antiguo decano Harry Lewis advierte a los estudiantes de que enriquecerán más sus vidas si se dedican a hacer lo que despierta verdaderamente su interés y no concentran todo su tiempo y esfuerzo en numerosas actividades. "Es más probable que consigan los objetivos que requiere el intenso ritmo de estudio si se permiten de vez en cuando tener tiempo libre, diversión y momentos de soledad, en lugar de llenar su agenda de actividades programadas que les impedirán pensar qué es lo que realmente quieren hacer". Lewis también hace hincapié en la idea de los jóvenes de conseguir un mejor puesto de trabajo si presentan un currículo perfecto. "Conseguirán un mayor equilibrio en sus vidas si realizan actividades puramente por entretenimiento y no con el objetivo de obtener un liderazgo que pudiera ser una credencial para conseguir empleo. El tiempo libre que pasen con sus amigos o compañeros de habitación podrá tener mayor influencia en sus vidas que el contenido de muchos de los cursos en los que se inscriben". El título de la carta es un mensaje claro y directo contra la cultura de la programación excesiva. Dice así: "Tranquilos: cómo sacar más provecho de Harvard haciendo menos".Ya hay muchas familias en todo el mundo, como los Kessler en Berlín, Alemania, que están haciéndose cargo de esta situación. Para ellos, el momento crucial llegó cuando sus hijos -Max, de siete años, y Maya, de nueve- empezaron a pelearse. Su madre, Hanna, se dio cuenta de que el gran número de clases extraescolares que tenían -violín, piano, fútbol, tenis, esgrima, voleibol, taekwondo, bádminton y clases particulares de inglés- les estaba distanciando. "Cuando era pequeña, tenía mucho tiempo libre para estar con mis hermanos; nos llevábamos, y nos seguimos llevando, muy bien". "Cuando observé el repertorio de actividades de mi familia, me di cuenta de que Max y Maya no tenían casi tiempo para estar juntos porque uno u otro siempre salían de casa corriendo para ir a alguna de sus clases". Decidió reducir a tres el número de actividades extraescolares por niño. Los niños no echan de menos los cursos que eligieron dejar y la armonía entre los hermanos ha vuelto al hogar de la familia Kessler. "Ahora nos llevamos muy bien", dice Maya. "Nos divertimos mucho juntos". Max pone los ojos en blanco. Maya le fulmina con la mirada y parecería que, por un momento, las viejas hostilidades podrían reanudarse. Aunque los dos se ponen a reír. Hanna sonríe. "Nunca más volveremos a estar tan ocupados", reconoce.Con el objetivo de que los jóvenes vuelvan a disfrutar haciendo deporte, las ligas deportivas están tomando medidas drásticas contra los padres que dan alaridos desde los banquillos, y están haciendo hincapié en que lo importante es aprender y disfrutar jugando, y no el hecho de ganar a toda costa. Un equipo de hockey sobre hielo de Toronto compuesto por niños de 10 años ha dejado de hacer estadísticas sobre sus resultados personales garantizando que cada niño, independientemente de su capacidad, juega el mismo tiempo. El resultado: los niños han vuelto a interesarse por el hockey, han mejorado su juego y han ganado casi veinte torneos en tres años.Incluso los padres defensores a ultranza del deporte están aprendiendo a relajarse. Vicente Ramos, un abogado de Barcelona, tenía por costumbre controlar desde los lados del campo a su hijo Miguel, de 11 años, mientras jugaba al fútbol. La mayoría de las veces le gritaba: "¡Corre hacia el centro! ¡Pasa la pelota! ¡Recupera la posición!". Después, cuando volvían a casa en el coche, le comentaba el partido y le ponía muy poca nota. Un día, Miguel, un chico fuerte, ágil y con una habilidad increíble para tirar con el pie izquierdo, le dijo que no quería jugar más al fútbol. "Me quedé anonadado", dice Ramos. "Nos peleamos y discutimos gritándonos, y al final me reconoció que estaba enfadado conmigo porque siempre le estaba controlando".Ramos decidió tomárselo con calma. Ahora, lleva a Miguel algunas veces al campo y se queda esperándole tomando un café en un bar cercano. Si decide quedarse en el banquillo, le hace muy pocos comentarios. Cuando vuelven a casa, no le corrige y a menudo los dos hablan de muchas otras cosas que no son fútbol. Ramos se siente sorprendido y aliviado al comprobar que su humor ha cambiado al no pensar si su hijo ha tenido suerte o no en el campo. Y lo más importante es que Miguel ha redescubierto su amor por el fútbol y siente que juega mejor. "Ahora sólo pienso en el juego y en lo que voy a hacer con la pelota en vez de sentirme agobiado esperando los gritos de mi padre", reconoce. "Es un gran alivio".Otra de las situaciones que también está cambiando es nuestra tendencia a envolver entre algodones a los chicos para protegerles del más mínimo riesgo. Los niños de tres años de un jardín de infancia de Escocia pasan el día en el campo soportando el riguroso frío, haciendo hogueras y conociendo las setas más venenosas. Seguro que se hacen arañazos o se queman, pero vuelven al colegio más felices y seguros de sí mismos, y menos propensos a enfermedades y alergias. Y si no, hojeen el éxito mundial El libro peligroso para niños, un práctico manual lleno de ideas para que los chicos se diviertan con todo tipo de juegos de alto riesgo, desde carreras de karts hasta cómo hacer tirachinas o catapultas.Todos estos cambios implican un menor control en la atención hacia los niños y en permitir que las cosas sucedan por sí mismas en lugar de forzarlas. Pero todavía queda mucho por hacer. Necesitamos colegios, deportes, publicidad, tecnología y planes urbanos más adaptados a las necesidades infantiles. Tenemos que volver a la idea de que una parte esencial de la salud infantil es que jueguen solos, sin metas y objetivos. Una buena idea para empezar sería dejarles una o dos horas al día entretenerse ellos mismos sin la ayuda de adultos o de ordenadores.Aunque para conseguir los objetivos, los padres tienen que aprender a relajarse. Pero ¿cómo sabemos si estamos forzando demasiado a nuestros hijos? No siempre es fácil, porque la línea entre los padres que se ocupan y los que se ocupan en exceso puede ser muy fina, aunque, con todo, hay señales indicadoras de peligro. Puede que se extralimite si le hace los deberes a su hijo o que le grite hasta quedarse ronco mientras juega en un acontecimiento deportivo; tal vez le espía mientras navega por las páginas de MySpace o no le permite arriesgarse, tal y como usted hacía a su misma edad; o quizá comprueba que se ha quedado dormido en el coche de camino a una de sus actividades extraescolares o a lo mejor le recita palabra por palabra lo que ha hecho mal.El primer paso para relajarse sería dejar de lado el perfeccionismo. No hay una receta mágica para ser padres. La ansiedad y las dudas son una parte natural de la educación y no una señal para comenzar a controlarles al milímetro incluso con más firmeza. La infancia no es una carrera que sólo pueden ganar los mejores, los niños alfa. Cada niño es diferente. Observe a las personas de su entorno social que más admira: comprobará que han seguido varios caminos hasta llegar a ser adultos. Muchos de ellos probablemente hayan madurado tarde. Y la mayoría han prosperado en la vida gracias a no haber sido controlados al milímetro desde su nacimiento.Aun así, una menor atención no es siempre la mejor solución. Tenemos que actuar con mano dura si queremos proteger a nuestros hijos del consumismo. Por eso, muchos padres de todo el mundo han emprendido una campaña para impedir a las empresas poner anuncios publicitarios en los colegios. Hay también una reacción contra la tendencia a celebrar fiestas de cumpleaños por todo lo alto. Son numerosos los padres que están poniendo límite al importe de los regalos e incluso eliminándolos por completo. Otros acuerdan con los invitados un importe máximo. En otras palabras, los padres están aprendiendo de nuevo el arte olvidado de decir "no".Hay muchos niños hoy día que realmente necesitan escuchar con más frecuencia la palabra "no". Aunque, al mismo tiempo que invertimos tiempo, dinero y energía en ayudar a nuestros chicos a tener un currículo impecable, tendemos a titubear cuando se trata de impartir disciplina. Parece más fácil decir sí a jugar una hora más con la Nintendo o a que dejen su cuarto desordenado. Pero los niños necesitan disciplina y firmeza de vez en cuando. Los límites les ayudan a sentirse seguros y a estar preparados para la vida en un mundo construido a base de compromisos y reglas. A veces, los niños necesitan que les digamos "no".El resultado final es que cuando se trata de la educación de un hijo, tenemos que aprender cuándo hacer más y cuándo hacer menos, cuándo ser blandos o cuándo ser duros. Por desgracia, los padres no podemos comprar o alquilar esa sabiduría: nos sale de dentro. Conocemos a nuestros hijos como nadie, lo que significa que lo mejor para un padre es confiar en nuestros instintos. Escribí Bajo presión para dar a los lectores confianza para poner límites a la presión social y a los mensajes confusos de la industria publicitaria y de los medios de comunicación a fin de encontrar el equilibrio que mejor convenga a su familia.En cuanto a mí, bueno, me siento mejor porque logré encontrar ese equilibrio. Hace poco, mi hijo me dijo que tenía intención de matricularse en un centro para dar clases de dibujo. Conseguí mostrar mi satisfacción sin decir "te lo dije". Es su decisión y sé que tiene que ser así. Sólo espero recordar aquella lección cuando vaya a organizar su primera exposición.* Traducción de Virginia Solans. 'Bajo presión', el último libro de Carl Honoré, editado por RBA,


Hay dos cosas Infinitas el Universo y la Estupidez, del Universo no estoy seguro...EinsteinSOCIO # 295 A.N.D
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Maite
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Re: De un profesor con dos meses de vacaciones

Mensaje por Maite »

Muy interesante.Yo no tengo hijos, pero veo los problemas que existen en cuanto a la educación de los niños hoy en día.Y me interesa el tema, porque los niños y jóvenes son el futuro.Estoy de acuerdo en cuanto a la sobreproección y la falta de disciplina en la educación actual.Tendré que volver a leer todo el texto, porque es muy extenso y me habré perdido algo.Pero me ha resultado muy interesante.Gracias por compartirlo. :vss


Vive como si subieras una montaña. Mira y admira las cosas bellas en el camino.Sube despacio y disfruta cada momento hasta llegar a la Cumbre.
Señu
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Re: De un profesor con dos meses de vacaciones

Mensaje por Señu »

La filosofía "slow", como tal, está bien siempre y cuando se lleve a cabo desde la realidad. Y, desgraciadamente, la realidad es que hoy en día "desacelerar" ciertos aspectos de nuestra cotidianeidad no siempre es posible. ¿Es recomendable? Por supuesto, pero no siempre posible.En cuanto al artículo, decir que existen muchos puntos con los que estoy totalmente de acuerdo, tanto como madre, como docente a pesar de que, yo al igual que Maite, deberé leerlo nuevamente, para sacarle todo el jugo posible.


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El Kebir
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Re: De un profesor con dos meses de vacaciones

Mensaje por El Kebir »

Leyendo el texto que nos trascribe Jaldot, me acorde de este otro, que no es tan profundo y desarrollado pero tambien lo explica bastante bien:Mirando hacia atrás, es difícil creer que a estas alturas todavía estemos vivos. Viajábamos en coches sin cinturones de seguridad y sin airbag, hacíamos viajes de diez o de doce horas en un SEAT 600 con cinco personas a bordo y no sufríamos el síndrome de la clase turista. No tuvimos puertas, armarios o frascos de medicinas a prueba de niños. Siempre supimos que la botella de lejía era de lejía, que la del Mistol diluido era de Mistol y que el Fairy no podía beberse porque era una pastilla verde y cuadrada de jabón Lagarto. Andábamos en bicicleta sin casco; y eso sin contar con que, en ocasiones, hacíamos auto-stop. Los columpios eran de madera maciza o de metal, con esquinas en pico, y jugábamos a "lo que hace la madre, hacen los hijos", esto es, a ver quien era el mas bestia. Pasábamos horas construyendo nuestros carros de rodamientos para bajar por las cuestas. Al llegar abajo, descubríamos que nos habíamos olvidado de poner los frenos. Después de chocar con algún árbol, aprendimos a resolver el problema. Salíamos de casa por la mañana y jugábamos todo el día, y sólo volvíamos cuando se encendían las luces de la calle. A veces, después. Nadie podía localizarnos porque no había móviles. Nos rompíamos los huesos y los dientes y no había ninguna ley para castigar a los culpables. Nos abríamos la cabeza jugando a guerras de piedras y no pasaba nada. Eran cosa de niños. Las heridas se curaban con mercromina y tiritas. Si la cosa era más seria, te daban unos puntos en la Casa de Socorro. Sin Partes de Lesiones. Sin denuncias. Nadie a quién culpar, sólo a nosotros mismos. Comíamos dulces y bebíamos refrescos, pero no éramos obesos. Si acaso, alguno era gordo. Y punto. Estábamos siempre al aire libre, corriendo y jugando. Compartimos botellas de refrescos y nadie se contagio de nada. Por no haber, hubo una época que no había ni piojos en los colegios. Y si te contagiabas, nuestras madres lo arreglaban lavándonos la cabeza con vinagre caliente. No tuvimos Play Station, Nintendo 64, vídeo juegos, 99 canales de televisión, películas en vídeo, sonido surround, móviles, computadoras ni Internet. Teníamos amigos. Quedábamos con ellos y salíamos. O ni siquiera quedábamos. Salíamos a la calle y allí nos encontrábamos. Otras veces, íbamos en bici o andando hasta su casa, y llamábamos a la puerta. Y jugábamos a las chapas, a la peonza, a las bolas, a la lima, al rescate. En fin, tecnología punta. Hicimos juegos con palos y balones de fútbol improvisados, y comíamos pipas. Y aunque nos dijeron que pasaría, nunca nos crecieron en la tripa ni tuvieron que operarnos para sacarlas. Bebíamos agua directamente del grifo, sin embotellar, y algunos incluso chupaban el grifo. Íbamos a cazar lagartijas y pájaros con la escopeta de perdigones, antes de ser mayores de edad y sin adultos. En los juegos de la escuela, no todos participaban en los equipos. Los que no lo hacían, tuvieron que aprender a lidiar con la decepción. Algunos estudiantes no eran tan inteligentes como otros y repetían curso, ¡sin exámenes extra! Ligábamos persiguiendo a las chicas para tocarles el culo, y no en un chat diciendo :) :D :P Éramos responsables de nuestras acciones y arreábamos con las consecuencias. No había nadie para resolver eso. La idea de un padre protegiéndonos, si trasgredíamos alguna ley, era inadmisible. Tuvimos libertad, fracaso, éxito y responsabilidad, y aprendimos a crecer con todo ello. Si tú eres uno de éstos, ¡enhorabuena! Recuerda esto a otros que tuvieron la suerte de crecer como niños, antes de que los abogados y los gobiernos regulasen nuestras vidas, para nuestro propio bien.Esto ocurría hace cuarenta años...Y ya de paso encontre este que si no fuera por lo trágico sería divertido:ROMANCE DE LA ESO Dicen que va en retroceso la enseñanza de la E.S.O. Comprobarlo un padre quiso y asaltó, sin previo aviso, a su hija de quince años, que, con modales huraños, con evidente impaciencia, con tono de displicencia y prostibulario atuendo, así le fue respondiendo: -¿Cuándo vivió Alfonso Sexto? -No está en mi libro de texto. -¿Y está Felipe Segundo? -A ese siempre lo confundo. -¿Y doña Juana la Loca? -En este curso no toca. -Dí algún monarca absoluto. -No se da eso en mi instituto. -¿Y cuándo se perdió Cuba? -Esta... ¡tiene mala uva! -Pues dí un pintor español. -Eso no entra en el control. -¿No sabes quién fue Picasso? -No. De esas cosas, yo paso. -¿Cuándo acabó la Edad Media? -Pues vendrá en la Enciclopedia. -¿Y las Navas de Tolosa? -¡Me preguntas cada cosa...! -¿Y qué fue la Reconquista? -Si me dieras una pista... -¿A qué equivalen mil gramos? -¡Pero si eso no lo damos! -¿Qué son los números primos? -Eso tampoco lo dimos. -¿La ecuación de primer grado? -Pues tampoco la hemos dado. -¿Y sabes mucho latín? -¡Lo dices con retintín...! -Y tampoco darás griego -Se escribe raro, me niego. -¿Quién fue Ortega y Gasset? -Lo miraré en internet. -¿No estudias filosofía? -¿Para qué me serviría? -¿Y has dado Literatura? -No sé... No estoy segura. -¿Quién compuso "la Odisea"? -No tengo ni zorra idea. -¿En qué obra sale Calisto? -No, papá, eso no lo he visto. -¿Y Gonzalo de Berceo? -No viene en el libro, creo. -¿Y Calderón de la Barca? -¡Huy, papi, no me seas carca! -¿Clarín, Baroja, Unamuno...? -Pues no me suena ninguno. -¿Algún autor del Barroco? -De eso sé bastante poco. -¿Quién fue el Manco de Lepanto? -Papá, no preguntes tanto. -Pero, ¿no leéis a Cervantes? -¡A ese lo leerías antes...! -Lo tuyo, hija, es deplorable... -Pues he sacado notable -Y de ciencias, ¿sabes algo?. -Me voy, que esta noche salgo. -Pero, entonces, tú ¿qué sabes? -¡No me esperéis; tengo llaves! Y el padre quedó perplejo: al mirarse en el espejo se notó cara de idiota. Musitó una palabrota y fue a meterse en la cama. Así acaba este epigrama.


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fullmoon
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Re: De un profesor con dos meses de vacaciones

Mensaje por fullmoon »

Aunque mi aportación represente salirse un poco por la tangente (pues yo no voy a hablar de los meses de vacaciones), sí que tiene algo que ver con el post incial del hilo. Algo debe estar pasando en la enseñanza. Yo no sé, ni quiero valorar si ahora es mejor o peor que antes cuando yo estudiaba (hace unas décadas) pero desde luego es muy diferente.Mi punto de vista es el de un docente que ha impartido clase en Enseñanza Secundaria durante 10 años y después me pasé a la Universidad, donde imparto clase desde hace 8 años. De hecho, el motivo por el que me cambié a la Universidad es porque ya no aguantaba más la actitud (falta de respeto hacia mi persona) de algunos alumnos que me hicieron salirme de mis casillas en alguna ocasión.Antes esto no ocurría. ¿Qué ha pasado?, ¿quién tiene la culpa (si es que se puede encontrar un culpable)?...¿somos los profesores?, ¿son los alumnos?, ¿es la relación padre-alumno?En mi opinión parte de la culpa se la atribuyo a los profesores y otra parte, la mayor, a los padres (OJO, que yo también tengo hijos). - Parte de la culpa la tienen (tenemos) los profesores que no saben (no sabemos) motivar a los alumnos. Esta es una profesión que debería ser vocacional, pero evidentemente esto no consta en el currículum vitae personal y por tanto el pequeño porcentaje de profesores no vocacionales, considero que son un "inconveninete" para el sistema educativo. Y aunque no quiero entrar en el tema, en la Universidad (el sitema actual) se favorece muy poco el perfil docente (y menos vocacional) de los profesores.- La mayor culpa la tiene la cultura de consumismo actual, la cultura de conseguirlo todo sin esfuerzo, la de no valorar las cosas que tenemos. ¿Qué motivación va a tener un chaval por estudiar si desde que ha nacido ha tenido todo lo que ha necesitado sin mayor esfuerzo que el de pedirlo? Y la respuesta está en la educación que les damos (sí, me incluyo) a nuestros hijos, ahora sólo tienen derechos, derechos, derechos y no obligaciones. Por tanto, me gustaría que no pensarais que nuestro colectivo está formado por gente que no quiere trabajar.PD: Yo me considero docente vocacional, se lo podéis preguntar a mis compañeros de carrera.Saludossss


Sólo hay 10 tipos de personas, las que saben binario y las que no.
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